Memoriza: «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.» Santiago 1:22
Lee: 2 Samuel 12:1 – 7
Natán amonesta a David
12 Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2 El rico tenía numerosas ovejas y vacas; 3 pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. 4 Y vino uno de camino al hombre rico; y este no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él. 5 Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte. 6 Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia.
7 Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl,
BIBLIA EN UN AÑO: Josué 8 – 10
MENSAJE
Muchas veces, cuando vamos a reuniones Cristianas y el mensaje o el sermón que se está predicando empieza a sonar un poco difícil de digerir, siempre hay una tendencia a sentirnos como que Dios está hablando a nuestro vecino pero no a nosotros. Creo que te habrás sentido así antes. De vez en cuando, cuando el predicador está predicando y condenando ciertas cosas que nos hacen sentir un poco incómodos, nos consolamos a nosotros mismos diciendo, «Él no puede estar hablándome a mi. Él debe de estar hablándole a mi vecino» No te engañes a ti mismo cuando la palabra te golpea; Dios te está hablando a ti y no a otra persona. Cada vez que escuchas la palabra de Dios, no vayas apuntando con el dedo. Busca en tu interior, y siempre que veas que no estás viviendo según Sus estándares, haz los ajustes necesarios de inmediato.
En la lectura Bíblica de hoy, un profeta vino al Rey David y le contó la historia de un hombre rico que había robado a un hombre pobre el último cordero que le quedaba. El hombre rico mató el cordero y lo usó para entretener a sus visitantes en vez de usar uno de los muchos corderos que tenía. David se enfureció y dijo, «Ese hombre ciertamente debe morir» Entonces, el profeta se volvió a él y dijo. «Ese hombre eres tu» Muchas veces, Dios nos trae mensajes como este, y como David, empezamos a condenar a los otros, pero, si nos paramos a reflexionar en el mensaje, quizás nos demos cuenta de que nosotros somos esa persona a quien se ha descrito.
La forma de crecer como Cristiano no es asumir que ciertos mensajes o versículos están hechos para otras personas pero no para nosotros. Escucha o lee si eres aquel a quien Dios está hablando directamente. Afronta el hecho de que quizás no estés haciendo algunas cosas correctamente, y asegúrate de que haces lo necesario para arreglar las cosas si es el caso.
La razón por la que tenemos muchos que se hacen llamar Cristianos que no se comportan como Cristo, no es porque Dios no les corrige, es porque cuando Él les corrige, ellos asumen que Él está corrigiendo a otras personas. Desafortunadamente, si siguen haciendo eso, acabarán llegando a un punto en el que pueden ser destruidos.
Amado, Dios te está hablando a ti hoy. Él quiere que le entregues todo a Él por completo sin retener nada. No seas como aquellos que endurecieron sus cervices porque el final de ese tipo de personas, es la destrucción (Proverbios 29:1).
LLAMADA A LA ACCIÓN; Cada vez que es cuches un mensaje o les tu Biblia, asume que tu eres la única persona a la que Dios está hablando.