Memoriza: «Así que, por sus frutos los conoceréis.» Mateo 7:20
Lee: Mateo 7:16 – 20
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
BIBLIA EN UN AÑO: Números 1 – 2
MENSAJE
Juan 1:12 dice:
«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios»
Si has recibido a Cristo en tu corazón y crees en Su nombre, no solo en palabras, sino en hechos, de tal forma que todo el mundo a tu alrededor puede ver en tu estilo de vida que eres un creyente en Cristo, entonces cualificas para ser llamado hijo de Dios.
Por otro lado, la Biblia dice que el diablo también tiene sus propios hijos. Jesucristo estaba dirigiéndose a los fariseos cuando les dijo en Juan 8:44;
« Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.»
La cuestión entonces es, ¿como diferenciamos un hijo de Dios de un hijo del diablo?. La Biblia conesta a esta pregunta acertadamente. Por ejemplo, la Biblia dice que la gente que ama al mundo no tienen el amor de Dios en ellos (1 Juan 2:15 – 16). Esto claramente implica que ese tipo de personas no pueden ser descritas como hijos de Dios. Cuando ves a alguien que ama las cosas materiales más que a Dios, la persona no tiene el amor de Dios en ella, y por lo tanto no puede ser Su hijo o hija si permanece en ese estado.
Un hijo de Dios por otro lado, es una persona que es nacida del Espíritu y se centra en las cosas espirituales en vez de las cosas del mundo. Juan 3:3 – 7 dice que cualquiera que quiere entrar en el reino de Dios debe de nacer en el Espíritu, y por su puesto, solo los hijos de Dios pueden entrar en Su reino. Por eso debemos de nacer de nuevo.
Amado, cuando naces de nuevo, naces del Espíritu, y te conviertes realmente en un hijo de Dios. Cuando eres nacido del Espíritu, empiezas a vivir por el Espíritu y ser guiado por Él. Empiezas a exhibir el fruto del Espíritu como está escrito en Gálatas 5:22 – 23. Recuerda, es el tipo de fruto que tu produces, lo que determinará quien es tu padre verdaderamente.
REFLEXIÓN: Examina tu carácter, ¿a quién refleja, el carácter del Espíritu Santo o el del diablo?