Devocional Cielos Abiertos

PROPÓSITOS DEL NUEVO AÑO III

Memoriza: «Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.» Santiago 4:10

Lee: 2 Reyes 5:1 – 14

Eliseo y Naamán

Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso. Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel. Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel.

Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos. Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra. Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que este envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.

Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel. Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. 10 Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. 11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. 13 Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? 14 Él entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.

BIBLIA EN UN AÑO: Génesis 13 – 17

MENSAJE

Este año he decidido ser más humilde que nunca. Le pediré ayuda a cualquiera que pueda ayudar, sin mirar su estatus social. Muchas personas no tienen problema en pedir ayudar de alguien que es superior a ellos, pero muchos encuentran difícil pedir ayuda a personas que consideran que están por debajo de ellos. Este tipo de actitud roba las bendiciones de muchas personas.

Cuando estaba en secundaria, era bueno en matemáticas y otras asignaturas, pero sabía que necesitaba ayuda extra para aprobar inglés. En aquellos tiempos, no importaba lo brillante que yo era, si pasas todas las asignaturas y fallas en inglés, te consideraban un fracasado. Le pedí a un niño que era más joven que yo que había nacido en Inglaterra y tenía un buen dominio del idioma, que me enseñara, y saqué un sobresaliente. Él puede presumir hoy en día de que me enseñó, pero no importaría porque yo ya tengo mi certificado. Este año, no dejes que el orgullo te impida conseguir la ayuda que te haga cumplir tu destino.

Desafortunadamente, sin embargo, muchas personas orgullosas no saben que lo son. Algunos de ellos presumen de su orgullo y le dan nombres pegadizos como autoestima o autoconfianza y cosas así. Amado, cualquier nivel de autoestima que haga que la gente tenga miedo de acercarse a ti, es orgullo. Alguien quizás sepa la solución a tu problema, pero por ir por ahí como si te fueras a comer el mundo, esa persona quizás no se acerque a ti con la solución. Necesitas ser más humilde, sonreír más, hablar de una forma más calmada con la gente, y hacer que sea fácil el hablar contigo.

En nuestra lectura Bíblica de hoy, podemos aprender de Namán y su esposa. Primero, su esposa era cercana, se podía hablar con ella, y la criada fue capaz de hablarle sobre el vergonzoso problema del marido. También, cuando Namán llegó a donde Eliseo y se enfadó porque Eliseo no salió a orar por él, fue uno de sus siervos el que le aconsejó, y él escuchó el consejo. La cura para la lepra de Namán estaba asociada a gente que eran consideradas inferiores a él; gracias a Dios que él fue lo suficientemente humilde como para escucharles.

Este año, decide ser más humilde que nunca. Recuerda, Dios resiste el orgullo y da gracia al humilde (Santiago 4:6).

LLAMADA A LA ACCIÓN: La solución a tu problema quizás esté con alguien que tiene un status social más bajo que el tuyo. Sé humilde para conseguir esa ayuda.