Devocional Cielos Abiertos

FUERZA EN LA QUIETUD

Versículo a Memorizar: “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.” Santiago 3:2

Pasaje Bíblico: Proverbios 10:19 -21

19 En las muchas palabras no falta pecado;

Mas el que refrena sus labios es prudente.

20 Plata escogida es la lengua del justo;

Mas el corazón de los impíos es como nada.

21 Los labios del justo apacientan a muchos,

Mas los necios mueren por falta de entendimiento.

INTRODUCCIÓN

Las palabras son poderosas y pueden hacer o estropear (Proverbios 6:2). Las palabras pueden salvar o poner a uno en problemas. Se necesita fortaleza, madurez y autodisciplina para ser una persona de pocas palabras (dichas con sabiduría). Por lo tanto, tener prisa por hablar siempre es un signo de debilidad e insensatez.

1. LA BOCA DEL TONTO

Un tonto es una persona que actúa imprudente o imprudentemente. Sin embargo, una de las caídas de un tonto es su boca, que es muy rápida para expresarse. Según Proverbios 18:7, la boca del necio es su perdición, y sus palabras imprudentes son una trampa para su alma. Esto se debe a que no se emplea ninguna brida para mantener la boca cerrada y hablar solo cuando es necesario. La boca del necio se usa para participar en discusiones incesantes e inútiles (Proverbios 18:6) que pueden terminar en una pelea. La boca del necio corre sin control, lo que provoca inquietud (Proverbios 17:28). No se confía en el necio por irregularidad en el habla (Proverbios 19:1). Un necio expresa todo lo que piensa (Proverbios 29:11) porque cree que siempre tiene la razón y odia la responsabilidad. La palabrería de un necio lo destruirá porque no acepta la instrucción y rechaza las responsabilidades (Eclesiastés 10:12). Un necio discute y expresa frustraciones abiertamente y, por lo tanto, no puede cesar la lucha (Proverbios 20:3).

ACTIVIDAD DE CLASE 1: Los estudiantes deben compartir con la clase instancias en las que se apresuraron a hablar y el resultado.

2. LENTITUD PARA HABLAR Y SUS BENEFICIOS

Ser lento para hablar nunca es un signo de debilidad. El apóstol Santiago, en el libro de Santiago 1:19, exhorta a todos a ser lentos para hablar. Para ser lentos para hablar, debemos aprender a hacer lo siguiente:

  1. Piensa antes de hablar (Proverbios 23:7; 29:20).
  2. Escoge y usa las palabras sabiamente (Proverbios 25:11).
  3. Que nuestras palabras sean misericordiosas (Colosenses 4:6).
  4. Evite ser precipitado con las palabras y las decisiones (Proverbios 15:1; Hechos 19:36).
  5. Habla con sabiduría (Salmos 37:30).
  6. Hable menos (Proverbios 15:28) y escuche activa y atentamente a los demás (Job 29:9-10).
  7. Pídele al Señor que ponga guardia en tu boca (Salmos 141:3; Santiago 3:2).

Ser lento para hablar tiene muchos beneficios. Por ejemplo, muestra que estamos bien informados (Proverbios 17:27; 15:2). Además, representa el entendimiento (Proverbios 10:13; 17:28b) y el uso correcto de las palabras (Proverbios 8:8). Si ‘refrenamos’ nuestras lenguas, llamaremos la atención y el respeto (Proverbios 12:14). Nuestras palabras serán sanas y sazonadas (Tito 2:8; Proverbios 15:23). Evitaremos discusiones innecesarias, problemas, batallas y nos mantendremos a salvo (Proverbios 13:3; 21:23).

ACTIVIDAD DE CLASE 2: Los estudiantes deben compartir cualquier experiencia en la que hayan tardado en hablar y su resultado.

CONCLUSIÓN

Podemos crear una tensión innecesaria si somos imprudentes con la boca. Las relaciones crecen escuchando activamente y hablando despacio.

PREGUNTAS:

  1. Menciona tres características de la boca de un tonto.
  2. Mencione tres beneficios de ser lento para hablar.

ASIGNACIÓN: Identifique a cinco personajes bíblicos que tomaron decisiones apresuradas y que los metieron en problemas. Dé una referencia bíblica para cada punto (2×5 = 10 puntos).