Devocional Cielos Abiertos

LA CIUDAD SIN SOL

Memoriza: La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.” Apocalipsis 21:23

Lee: Isaías 60:17 – 21

17 En vez de bronce traeré oro, y por hierro plata, y por madera bronce, y en lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus opresores. 18 Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.

19 El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria. 20 No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados. 21 Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme.

BIBLIA EN UN AÑO: Marcos 4 – 5

MENSAJE

Hay más en esa gloriosa ciudad de la que te hablaba ayer. A parte de todos los beneficios materiales y emocionales que hay en estar en esa ciudad, el clima ahí es perfecto. No hay ni mucho calor ni mucho frío, todo es simplemente perfecto. De hecho, todo el calor que soportas de nuestro sol aquí no está ahí porque no hay sol. La fuente de su luz es gloria, como se ve en el versículo a memorizar de hoy.

Imagina un lugar donde todo es perfecto, incluyendo el clima. Una ciudad en la que todo es impecable. En esa ciudad, los animales a los que tememos normalmente y nos referimos a ellos como animales salvajes, ya no serán temidos. Isaías 11:6 – 8 dice: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.”

Esta ciéramente, es una ciudad por la que merece la pena sacrificar todo por estar ahí. Por eso Jesús dijo que sería una gran pérdida si una persona ganara todo el mundo pero perdiera su alma (Marcos 8:36), Esto es porque todo lo que hay en este mundo no tiene valor cuando lo comparas con la vida en la Ciudad de Dios. No dejes que nada te impida acabar en esta ciudad. Debes de estar tan desesperado por entrar en esta ciudad, que si tu mano te puede impedir hacerlo, prefieras cortártela. (Mateo 18:9).

Amado, aléjate por completo del pecado para que puedas acabar en esta gloriosa ciudad. Vale la pena sacrificar todo lo que tienes hoy, simplemente por entrar en esta ciudad. Ninguna cantidad de dinero, fama, poder, o posesiones materiales, deben de impedirte llegar al cielo. Nada en absoluto merece el sacrificar tu oportunidad de entrar en esta gloriosa ciudad donde el Señor mismo es la luz, nada lo merece.

PUNTO CLAVE: Nada en este mundo merece perder el cielo.