Devocional Cielos Abiertos

AYUDA DIVINA III

Memoriza: «Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.» 1 Reyes 19:5

Lee: 1 Reyes 19:1 – 8

Elías huye a Horeb

19 Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

BIBLIA EN UN AÑO: Proverbios 15 – 17

MENSAJE

“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”. – Apocalipsis 4:11.

El versículo anterior establece claramente que el Creador hizo todas las cosas para Su placer. Por ejemplo, en nuestra lectura bíblica de hoy, vemos a Dios alimentando a Elías para que tenga la fuerza necesaria para cumplir la misión divina que se le ha encomendado. El ángel del Señor le dijo: “Levántate y come; porque el viaje es demasiado grande para ti.” Esa comida le dio la fuerza que necesitaba durante cuarenta días y cuarenta noches mientras viajaba al monte Horeb, la montaña de Dios (1 Reyes 19:7-8).

Muchas personas, sin embargo, quieren la ayuda divina por motivos egoístas. Algunos de ellos ni siquiera han nacido de nuevo; sin embargo, están pidiendo milagros. Tales personas no se dan cuenta de que Dios Todopoderoso es un inversionista prudente y que Él no invertirá en un proyecto que no promueva Su Reino. Por ejemplo, Dios necesitaba un profeta, así que cuando Ana pidió un hijo y prometió devolvérselo a Dios, el Señor le concedió su pedido (1 Samuel 1).

Jesús dijo en Mateo 7:6:

“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.”

El versículo anterior implica que Dios no dará lo que es santo a alguien que todavía vive en pecado. No puedes permanecer en el reino de las tinieblas o estar jugando con el pecado como cristiano y esperar que Dios te ayude.

Amado, si deseas la ayuda divina, entrega tu vida a Jesucristo y ten la determinación de hacer solo las cosas que le darán placer. Comprométete a proclamar las alabanzas de Aquel que te llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9) y Él te ayudará.

PUNTO DE ACCION: Empieza a hacer cosas que den a Dios la gloria, la honra y el agrado de ahora en adelante y recibirás la ayuda divina.