Memoriza: «Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.» Isaías 26:2
Lee: Salmos 24:3 – 6
3 ¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
4 El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
5 Él recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.
6 Tal es la generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah
BIBLIA EN UN AÑO: Salmos 134 – 140
MENSAJE
La Biblia nos dice en el Salmo 100:4 que la entrada a la presencia de Dios tiene una puerta. Cuando ves una puerta en un lugar, sabes que está ahí para restringir el acceso. Lo que sea que haya dentro del lugar debe ser tan valioso que no quieren que ninguna persona no autorizada tenga acceso a ello. Hay muchos tesoros en la presencia de Dios y no cualquiera puede disfrutarlos. Uno de esos tesoros es la plenitud del gozo (Salmo 16:11) y la libertad (2 Corintios 3:17). Cualquiera que haya entrado en la presencia de Dios te dirá que es un lugar del que no querrás salir nunca. En 2 Corintios 5:8, el Apóstol Pablo dijo: “pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.”
El primer criterio para acceder a la presencia de Dios es la santidad. Dios no puede soportar el pecado. Si tienes alguna forma de pecado en tu vida, la puerta a Su presencia se te cerrará. El Salmo 24:3-4 dice:
“3 ¿Quién subirá al monte del Señor? ¿O quién estará en su lugar santo? 4 El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a la vanidad, ni jurado con engaño”.
Solo aquellos con manos limpias y un corazón puro pueden ascender a la presencia del Señor. Si tus manos se han manchado con el pecado, olvídalo. Si tu corazón no es puro, si tienes pensamientos impuros en ese corazón, la puerta a la presencia de Dios se te cerrará.
“Abridme las puertas de la justicia; Entraré por ellas, alabaré a JAH.»– Salmo 118:19
Las puertas de la presencia de Dios se llaman las puertas de la justicia; si no eres justo, no puedes pasar. Aquel en cuya presencia quieres entrar es un Dios santo; debes ser santo antes de poder entrar allí. José tuvo que afeitarse y cambiarse de ropa antes de presentarse ante Faraón (Génesis 41:14); cuánto más cuando queréis entrar en la presencia del Rey de reyes.
PUNTO CLAVE: Para entrar en la presencia de Dios, debes ser santo.