Devocional Cielos Abiertos

LAS BENDICIONES DE TU PADRE

Memoriza: « Y se estremeció Isaac grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo caza, y me dio, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito.» Génesis 27:33

Lee: Génesis 27:27 – 33

27 Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo:

Mira, el olor de mi hijo,

Como el olor del campo que Jehová ha bendecido;

28 Dios, pues, te dé del rocío del cielo,

Y de las grosuras de la tierra,

Y abundancia de trigo y de mosto.

29 Sírvante pueblos,

Y naciones se inclinen a ti;

Sé señor de tus hermanos,

Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre.

Malditos los que te maldijeren,

Y benditos los que te bendijeren.

30 Y aconteció, luego que Isaac acabó de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de Isaac su padre, que Esaú su hermano volvió de cazar. 31 E hizo él también guisados, y se los llevó a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga. 32 Entonces Isaac su padre le dijo: ¿Quién eres tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú. 33 Y se estremeció Isaac grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo caza, y me dio, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito.

MENSAJE

¿Tu padre suele animarse a orar por ti, o eres un niño que lo provoca a ira? Un padre tiene un poder tremendo sobre la vida y el destino de sus hijos. Cualquier hijo sabio siempre buscará obtener las bendiciones de su padre, ya sean biológicas o espirituales, porque la bendición de un padre es irreversible. Una vez que tu padre te bendice, eres bendito para siempre. En el versículo para memorizar de hoy, cuando Isaac se dio cuenta de que había bendecido a Jacob en vez de a Esaú, ni siquiera él pudo revertirlo.

Hace muchos años, acababa de regresar de un viaje con una bolsa grande en cada mano cuando dos de mis hijos en el Señor vinieron a darme la bienvenida. El que me llegó primero solo me saludó, mientras que el otro inmediatamente me quitó las bolsas y le dije: “Dios te bendiga”. El que acababa de saludarme me preguntó por qué no le decía lo mismo y le respondí: “Tú me viste cargando las bolsas, pero no ayudaste”.

Querida, si quieres que tu padre te bendiga, provócalo para que lo haga.

PUNTO DE ACCION: Haz algo que provoque que tu padre te bendiga hoy.