Memoriza: «Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.» Mateo 8:8
Lee: Mateo 8:8 – 13
8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
BIBLIA EN UN AÑO: Jueces 6 – 8
MENSAJE
Siempre que Dios hace algo especial, Su palabra toma forma de un viajero que va al lugar donde se necesita sanidad. Salmos 107:20 dice:
«Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.»
En algún momento, necesitarás la intervención de Dios en algún asunto; en ese momento, Dios puede enviar Su palabra para la tarea de ayudarte. Mi oración es que Dios nunca impida que Su palabra vaya a ti. Cuando Su palabra viene a ti, significa que la solución a tus problemas ha llegado.
Una de las cosas especiales para las que la palabra viaja, es para sanidad. Dios creó todas las partes de tu cuerpo. Si descubres que una parte de tu cuerpo no está funcionando como debería, clama a Él y Él enviará Su palabra para sanar esa parte, o reemplazarla por una nuevo si la parte está demasiado dañada com para ser reparada. Esto es lo que sucedió en nuestra lectura Bíblica de hoy cuando el siervo del Centurión estaba enfermo y él le dijo a Jesús que simplemente pronunciara la palabra y su siervo se sanaría.
«Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar.» – Lucas 5:17
En el pasaje Bíblico anterior, mientras que Jesús estaba compartiendo la palabra, el poder de Dios estaba presente para sanar a los enfermos. Yo solía imponer las manos sobre todos los enfermos en nuestros programas, pero entonces, Lucas 5:17 me mostró que la sanidad puede darse al mismo tiempo que el sermón. Ahora, incluso mientras predico, Dios sana al enfermo. Por eso me dan pena aquellos que se distraen durante el sermón; estás perdiéndote más de lo que piensas.
Pon toda tu fe en la Palabra de Dios hoy, y recibirás sanidad divina en el nombre de Jesús.
PUNTO CLAVE: El poder sanador está en la palabra de Dios.