Memoriza: «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.» Santiago 1:22
Lee: Santiago 1:22 – 25
22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.
BIBLIA EN UN AÑO: Deuteronomio 5 – 8
MENSAJE
Después de estudiar la palabra de Dios, memorizarla y meditar en ella, debes de asegurarte de que actúas conforme a la palabra, para que tu fe crezca. Nuestra lectura Bíblica de hoy, dice claramente que no debemos ser oidores de la palabra solamente, sino que debemos de ser hacedores de la palabra también. De hecho, el versículo 25 dice que si eres un hacedor de la palabra, serás ciertamente bendecido. En otras palabras, cuanto más apliques la palabra, más bendecido serás.
Fidelidad es un nombre, pero tener fe es un verbo, si realmente crees, se mostrará en tus acciones (Santiago 2:26). Después de haber meditado en algo que has leído en la Biblia, lo siguiente que tienes que hacer es aplicarlo. Da un paso en línea con lo que te ha sido revelado en la palabra.
Cuando lees Proverbios 21.13 que dice que no debes de cerrar tus ojos y tus oídos al clamor del pobre, ¿lo aplicas? Cuando lees Deuteronomio 28:7 que dice que si tus enemigos se reúnen en contra de ti por de alguna forma, serán esparcidos en siete formas diferentes, ¿sigues asustándote cuando los ves?
Cuando aplicas las lecciones que extraes de la palabra de Dios, tu fe empieza a crecer. Muy pronto, la fe pequeña se convierte en una gran fe y una gran fe se convierte en una fe aún más grande. Todo lo que tienes que hacer es practicar lo que has aprendido.
Yo no empecé con el nivel de fe que tengo ahora. Recuerdo muy buien cuando recién había nacido de nuevo, mi profesor de Escuela Dominical nos enseñó entonces que si un niño está en un tejado y su padre le dice que salte, prometiéndole que le sostendrá, el niño saltará. Él dije que de la misma forma, cuando Dios nos pide que saltemos, debes de saltar y Él nos sostendrá. medité sobre esa palabra profundamente; desde entonces, he estado saltando y Dios me ha estado sosteniendo. Tantas veces, he empezado proyectos no porque teno los fondos que se necesitan para completarlos, sino porque se que Dios me sostendrá y Él nunca me ha fallado. Por cada vez que Él se ha mostrado a Sí mismo, mi fe ha crecido y mis sueños se han hecho más grandes. Sigo yendo a por montañas más grandes porque estoy seguro de que Él vive y me está sosteniendo en todo momento.
REFLEXIÓN: ¿Has estado practicando las cosas que has ido aprendiendo de la palabra de Dios?