Memoriza: “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.” Salmos 127:1
Lee: 1 Samuel 26:5 – 16
5 Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él.
6 Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo. 7 David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él. 8 Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe. 9 Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? 10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, 11 guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos. 12 Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos.
13 Entonces pasó David al lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos. 14 Y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que gritas al rey? 15 Y dijo David a Abner: ¿No eres tú un hombre? ¿y quién hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey. 16 Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues, ahora, dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera.
BIBLIA EN UN AÑO: Números 11 – 13
MENSAJE
“Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.” – Salmos 3:5
El versículo anterior dice que duermes y te levantas porque Dios te sustenta. No importa lo fuerte que seas, si tus enemigos no pueden vencerte cuando estás despierto, pueden hacerlo cuando estás dormido. Quizás digas “Oh, tengo guardaespaldas conmigo las 24 horas del día”. Hay muchos enemigos que los guardaespaldas no pueden ni siquiera ver, cuanto menos luchar contra ellos. ¿Podrían haberte protegido tus guardaespaldas del coronavirus? En cualquier caso, incluso los mejores guardaespaldas se duermen. En nuestra lectura Bíblica de hoy, El rey Saúl estaba durmiendo y Abner – el guerrero tan poderoso que incluso David le respetaba, se suponía que estaba protegiendo al rey, pero se quedó dormido. David vino y cuando les vio a los dos durmiendo, tomó la lanza del rey y su botella de agua. Por la mañana, él clamó al rey y le mostró que incluso con los mejores de los guardaespaldas, él pudo haber perdido su vida la noche anterior. No importa cuantas personas te están protegiendo, sin Dios, no estás a salvo.
Hace unos años, acabábamos de finalizar la convención en un domingo, esa noche, alrededor de las dos de la madrugada, salí a caminar por el campamento y a darle gracias al Dios Todopoderoso por todo lo que Él había hecho. Por un largo tiempo, no vi a ninguno de los guardas. Finalmente, vi a uno tumbado en una silla, bien dormido. Él tenía otra silla al lado así que me senté con él. Cuando trataba de quitarse de encima a los mosquitos mientras que aún estaba dormido, casi me pega una bofetada, así que me levanté y me fui. El segundo guarda que vi ni siquiera pretendía – él se puso cuatro sillas, se quitó los zapatos y se acostó. Ahora, incluso si ellos hubieran estado despiertos, ¿podrían ellos haber prevenido que pasara algo malo, a no ser que el Señor les ayudara? Ciertamente, a menos que el Señor guarde la ciudad, aquellos que la vigilan lo hacen en vano (Salmos 127:1)
Gracias a Dios que tenemos un Padre que nunca duerme. Él es el único que puede protegerte realmente a ti y a los tuyos.
PUNTO DE ORACIÓN: Padre, pongo mi vida, y la de mis seres queridas y mis propiedades en tus manos. Por favor, mantén todo a salvo en el nombre de Jesús.