Devocional Cielos Abiertos

NO HAGAS QUE OTROS TROPIECEN II

Memoriza: “Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.” Juan 17:19

Lee: 1 Pedro 5:1 – 4

Apacentad la grey de Dios

Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.

BIBLIA EN UN AÑO: Santiago 4 – 1 Pedro 2

MENSAJE

Aquellos que sirven en la casa de Dios tienen una seria responsabilidad hacia la gente a la que ministran. Como representante de Dios para el rebaño, se espera de ti que cuides de ellos y vivas una vida ejemplar que quita toda piedra de tropiezo de su camino. Dios valora cada alma en la congregación. En Hechos 20:28, la Biblia dice:

 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”

Dios no pago el precio por la iglesia con sangre de cabritos o el sacrificio de un ángel. A Dios le costo Su Hijo para salvar el mundo Si hemos entendido esto como ministros, veremos la importancia de vivir una vida que no insulta el evangelio de Cristo. Amado ministro, ten mucho cuidado con convertirte en una piedra de tropiezo para el pueblo de Dios. Lucas 17:1 – 2 dice:

“Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.”

Estas son las palabras de Jesús. Si eres un ministro de Dios, examina tu vida para asegurarte de que no estás guiando al rebaño por el mal camino. Si no le das a la palabra de Dios la importancia que se merece, la gente que te sigue encontrará fácil no tomar en cuenta la palabra de Dios. Si nunca predicas sobre la condenación eterna que vendrá al alma que continúa en pecado porque no quieres que la congregación se sientan incómoda, estás edificando personas que serán indiferentes en cuanto a dónde pasarán su eternidad, y su sangre estará en tus manos. Santiago 3:1 dice:

“Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.”

Los ministros de Dios recibirán un juicio más estricto. ¿Qué ejemplo estás estableciendo para tu congregación? Oro porque, cuando el Maestro vuelva, no seas avergonzado.

PUNTO DE ORACIÓN: Padre Celestial, ayúdame no fallar en mi tarea con Tu pueblo, en el nombre de Jesús.