Devocional Cielos Abiertos para Adolescentes

ALGO MÁS QUE ORO

Memoriza: «Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.» Hechos 3:6

Lee: Hechos 1:3 – 8

a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

La ascensión

Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

BIBLIA EN UN AÑO: Apocalipsis 14:1 – 20; Habacuc 1 – 3

MENSAJE

Normalmente les digo a mis pastores que la unción hay que desearla más que cualquier otra cosa. La unción rompe yugos. La unción en la vida de cualquier creyente marca la diferencia. En nuestro texto Bíblico de hoy, Jesús prometió a los discípulos que el Espíritu Santo vendría, y cuando viniera, habría unción. No es de extrañar que Pedro y Juan pudieran decir con valentía al hombre cojo en la Puerta Hermosa que no tenían plata ni oro porque lo que ellos tenían era más preciado que el dinero.

La unción es más que una posesión mundana. No es de extrañar que Eliseo esperara hasta que su maestro Elías fuera llevado en un carro de fuego, para poder recibir una doble porción de su unción (2 Reyes 2:1 – 15), al contrario que Gehazi, quien prefirió las posesiones del mundo y heredó la lepra (2 Reyes 5:26 – 27). Tú no eres demasiado joven para desear la unción. Para poder recibir la unción, debes de vivir en santidad, y después esperar en Dios, así como lo hicieron los discípulos. Créeme, los milagros para Dios se vuelven fáciles cuando estás ungido.

PUNTO DE ORACIÓN: Padre, por favor, derrama Tu unción sobre mi vida hoy.