Memoriza: « Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?» Marcos 8:36
Lee: 1 Timoteo 6:6 – 12
6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
La buena batalla de la fe
11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
BIBLIA EN UN AÑO : Colosenses 11 – 29; Isaías 41 – 42
MENSAJE
Vivimos en un mundo lleno de rivalidades mal sanas y competición por lo que no es necesario, y es tan fácil quedar atrapado en esta red. No es de extrañar que Romanos 12:2 diga que debemos de renovar nuestras mentes constantemente para que podamos caminar por el buen camino.
Se que tu, como joven, también enfrentas tu parte de tentaciones, pero quiero que te preguntes a ti mismo constantemente, cuando te enfrentes a una tentación: ¿Vale la pena?, ¿Vale la pena perder tu eternidad? Cuando ves a las chicas como tu cambiándose de ropas carísimas de la misma forma que cambia el tiempo, usando teléfonos carísimos que no les han comprado sus padres ni familiares, saliendo a comer en restaurantes y de fiesta, antes de envidiar o desear unirte a ellas, pregúntate a ti misma: ¿De esto se trata la vida? Como chico, cuando veas a otros chicos gastando dinero que han conseguido a través de cometer crímenes online, comprando y conduciendo coches caros, teniendo varias novias y yendo de club en club, antes de que desees ser como ellos, pregúntate a ti mismo: ¿Vale la pena perder la eternidad por esto?
El infierno es real. Las consecuencias de las malas acciones – enfermedades, dolencias, y finalmente la muerte, también son muy reales. No envidies a los pecadores y sus caminos; mantente en tu camino, permanece en Cristo.
PUNTO CLAVE: No hay nada por lo que valga la pena perder tu eternidad con Jesús en el Cielo.