Devocional Cielos Abiertos para Adolescentes

SIN DISCRIMINACIÓN

Memoriza: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Gálatas 3:28

Lee: Hechos 3:1 – 6

Curación de un cojo

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.

BIBLIA EN UN AÑO: Hechos 13:1 – 52; Job 31 – 32

MENSAJE

La discriminación en el Cuerpo de Cristo está aumentando; está haciendo raíces rápidamente en las vidas de muchos jóvenes que piensan que son mejores en logros o posesiones materiales que otras personas. Ellos miran por encima del hombre a cualquier que consideran que no están tan educado como ellos. Este acto es muy condenado por nuestro Señor Jesús, quien nos lo mostró a través de sus relaciones durante Su ministerio en la tierra, que amara a la gente de corazón, es la verdadera esencia de la vida.

Nuestra lectura Bíblica nos habla de Pedro y el joven Juan quien fue junto a él, de un lado a otro de la Iglesia y Dios hizo milagros a través de ellos. Pedro era un anciano y estaba lleno de acción, mientras que Juan bueno en hacer y liderar. De hecho, Jesús le dijo y Juan y a Maria Su madre que se adoptaran mutuamente como madre e hijo (Juan 19:26 – 27). Pedro y Juan conectaron en base a su amor por Jesús, sin importar sus diferencias.

No discrimines en contra de nadie basándote en su clase social o financiera. Si los Apóstoles hubieran hecho esto, el evangelio no hubiera llegado a África. Se humilde y relaciónate con la gente con amor, tal y como lo hizo Jesús.

PUNTO CLAVE: Somos todos iguales delante de Dios, nadie es mejor que nadie.