Devocional Cielos Abiertos

EL ALIMENTO QUE DA VIDA

Memoriza: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.» Juan 6:54

Lee: Marcos 14:22 – 24

22 Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24 Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.

BIBLIA EN UN AÑO: Juan 9:24 – 41; 1 Crónicas 14 – 16

MENSAJE

Una invitación a la Santa Cena es una llamada a participar en la vida del Dador de Vida. El cuerpo de Jesús fue quebrantado por nosotros, y cuando comemos de él estamos comiendo el Cuerpo de Jesús es que carne realmente (Juan 6:55). Este alimento tiene poderes curativos y preventivos, que puede impedir que cualquier veneno nos haya daño, y también puede curar a una persona enferma.

La Santa Cena también es llamado la Cena del Señor; pone un punto final simbólico a la era de la presencia física de Jesús en la tierra, y marca el principio de una nueva de la restauración del hombre para la vida eterna. Así pues, la próxima vez que tengas el privilegio de participar de la Santa Cena, cómela con la gran expectativa de que la vida de Cristo ha sido transferida a ti y la muerte ya no será tu porción. Esto es porque la muerte ha sido tragada en victoria.

Hay una parte contraria en esta delicia que da la vida, en el sentido de que también es lo suficientemente poderosa como para causar la muerte a aquellos que la comen indignamente, estos son, aquellos que siguen cometiendo pecado. Cuando un pecador participa en la Santa Cena, en vez de inmunizarle en contra de la enfermedad y la muerte, rompe su sistema inmunitario, exponiendo así a la persona a todo tipo de cosas. Busca dirección y nunca participes de la Santa Cena indignamente.

PUNTO CLAVE: Nunca participers de la Santa Cena indignamente.