Memoriza: «Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; Andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.» Salmos 89:15
Lee: Mateo 6:30 – 34
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
BIBLIA EN UN AÑO: Juan 6:22 – 71; 2 Reyes 18 – 19
MENSAJE
El rostro de una persona es su expresión facial y está es un reflejo de lo que está ocurriendo en el interior de su corazón. Si tu corazón está siempre rebosando de gozo, lo más probable es que estés brillando todo el día, pero si tú estás preocupado o ansioso por algo, esto se reflejará de alguna forma en tu rostro y tu cuerpo.
Cuando recién me convertí en Pastor General de la Iglesia, estaba abrumado con los problemas de las varias parroquias. Mi Padre en el Señor había pasado a mejor gloria y no había ningún anciano espiritual con el que compartir mis cargas. A los 39 de años de edad, empecé a notar canas en mi cabeza. Fui de inmediato ante Dios para que me ayudara y Él me dijo que mi envejecimiento prematuro se debía a que me preocupaba demasiado. Él me dijo que Él estaba a cargo de la Iglesia así que yo debía permitirle manejar las cosas. Poco a poco, cambié y en vez de preocuparme, alababa a Dios. A las dos semanas mi pelo retomó su color natural.
¿Pareces más viejo que tu edad porque te preocupas demasiado? Te animo a que lleves ese asunto delante de Dios en oración.
LLAMADA A LA ACCIÓN: Pídele a Dios que inunde tu corazón con un gozo inexplicable.