Devocional Cielos Abiertos

¿CÓMO OIRÁN?

Memoriza: «¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?» Romanos 10:14

Lee: Romanos 10:1 – 14

10 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. 12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

BIBLIA EN UN AÑO: Jueces 8 – 9

MENSAJE

"Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación" - Romanos 10:1

Este versículo es el deseo del corazón de Pablo para su país. ¿Cuál es el deseo de tu corazón para tu país? ¿Estás contento viendo a las personas de tu país de camino al infierno? ¿Estás feliz viendo a los jóvenes volviéndose más y más perversos cada día? Si no lo estás, entonces deberías de hacer algo al respecto. Si realmente amas a la gente en tu país, entonces no te guardarás la salvación solo para ti, más les predicarás y les guiarás hacia Cristo.

Empieza por tu pueblo. Cuando yo nací de nuevo, la primera tarea importante que hice para Dios fue establecer una iglesia en mi pueblo. Lo hice porque mi deseo era ver a los que eran como yo conocer al Señor Jesucristo. Quería que ellos también disfrutaran de la paz y el gozo que yo tengo. No podía soportar mirar y verlos de camino al infierno. Si tomas nota, verás que así como Pablo describió al pueblo de Israel en nuestra lectura Bíblica de hoy, tu gente también tiene el deseo de conocer a Dios. Ellos anhelan conectar con ese Ser Supremo que está en control de todas las cosas, pero a menudo ignoran la identidad del único y verdadero Dios, y no saben cómo conectar con Él. Créeme, cuando les prediques, te estarán muy agradecidos por mostrarles el camino estrecho hacia Dios. No les prives de ese conocimiento y la oportunidad de pasar la eternidad en el cielo en vez de en el infierno. Incluso si solo es una alma la que eres capaz de guiar a Cristo, de todos ellos, esa única alma estará eternamente agradecida a ti cuando llegue al cielo. Todo el esfuerzo por ganar una alma habrá valido la pena.

Tu gente necesita a Dios, quieren clamar a Él, pero no pueden hacerlo a menos que le conozcan. No pueden conocerlo a menos que alguien les predique. ¿Por qué no actúas como el puente entre ellos y Dios hoy? Imagina que estás trayendo a Jesucristo a tu pueblo. Imagina que las gente viene a tu pueblo para recibir sanidad y milagros gracias a ti. Imagina todo lo que Dios puede hacer en y por tu país, solo porque tú predicaste el evangelio allí. No le niegas a tu gente el evangelio de Jesucristo.

LLAMADA A LA ACCIÓN: Predica el evangelio de Jesús por lo menos a un miembro de tu familia hoy.