Devocional Cielos Abiertos

VIVIENDO EN GLORIA IV

Memoriza: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.” Lucas 15:7

Lee: Lucas 15:1 – 24

Parábola de la oveja perdida

(Mt. 18.10-14)

15 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.

Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

Parábola de la moneda perdida

¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. 10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

Parábola del hijo pródigo

11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

BILBIA EN UN AÑO: Levítico 22 – 23

MENSAJE

La apostasia es el acto de volverse débil en el mandato espiritual y no estar ferviente en las cosas de Dios. Significa deja de seguir los caminos de Dios y Su dirección, olvidando Sus leyes y mandamientos (Isaías 1:4). Es una deserción espiritual que apena a Dios, porque es una forma de rebelión y adulterio delante de Él (Jeremías 3:8). Los que son apostatas a menudo olvidan las obras maravillosas que Dios ha hecho en Sus vidas, ignoran Su consejo, y rechazan Sus instrucciones (Salmos 78:11; Salmos 107:11; Isaías 30:9). Los que apostatan son hijos de Dios que se han arrepentido de sus actos de pecado y han pasado página, pero que después han vuelto de nuevo a sus caminos de pecado. Apostatar es por lo tanto, abandonar nuestra fe, como hemos aprendido en las lecciones de los tres últimos días. No hay nada glorioso en apostatar. Si alguno tiene dudas, que la persona se fije en el Rey Saúl, quien una vez profetizó por medio del Espíritu de Dios, pero terminó siendo atormentado por un espíritu maligno.

El apostatar es tan terrible que puede invocar la ira de Dios. En 2 Samuel 12:25, la Biblia dice; “y envió un mensaje por medio de Natán profeta; así llamó su nombre Jedidías, a causa de Jehová.” Jedidías significa “amada en el Señor”. Sin embargo, en 1 Reyes 11:9, la Biblia dice, “Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces”. La apostasía encendió la ira de Dios contra Salomón, a pesar de Su amor inicial y afecto por él en su nacimiento y sus primeros años de vida. Dios reaccionó a la apostasia de la nación de Israel de una forma similar, de acuerdo con Salmos 78:57 – 59 que dice, “Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres; Se volvieron como arco engañoso. Le enojaron con sus lugares altos, Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. Lo oyó Dios y se enojó, Y en gran manera aborreció a Israel.”

Para volver a la gloriosa vida en Cristo sin embargo, un apóstata debe hacer lo siguiente: Aceptar a Jesús como su Señor y Salvador personal, arrepentirse y olvidar todo pecado, y empezar a testificar para la misericordia de Dios que le restauró.

¿Has sido destituido de la gloria y caído en la vergüenza? Vuelva al Señor, y Él te dará la bienvenido con los brazos abiertos, como vimos en nuestra lectura Bíblica de hoy.

Dios te bendiga.

PUNTO DE ORACIÓN: Padre, por favor, perdóname por apostatar y haz que yo permanezca en Ti para siempre, en el nombre de Jesús.