Memoriza: « Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista.» Marcos 10:51
Lee: Lucas 24:13 – 31
En el camino a Emaús
(Mr. 16.12-13)
13 Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. 14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. 16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? 18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. 21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. 22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; 23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. 24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. 25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? 27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. 29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. 30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
BÍBLIA EN UN AÑO: Éxodo 28 – 29
MENSAJE
Las palabras, «Que se haga la luz» pueden significar «Señor, abre mis ojos espirituales y físicos». Para la persona que está ciega físicamente, significa, «Que yo pueda ver». Para la persona que esta ciega espiritualmente, significa «Señor, abre mis ojos espirituales para que yo empiece a ver lo invisible». El salmista escribió «Abre mis ojos para que pueda contemplar las maravillas de tu ley» (Salmos 119:18). Esto no significa que el salmista estuviera ciego físicamente, más bien, él sabía que solo podía ver la profundidad de la voluntad del Señor para su vida en la Palabra de Dios cuando sus ojos espirituales fueran abiertos. Algunas personas quizás estén haciendo lo incorrecto sin saberlo y pueden estar pensando que están en el camino correcto (Proverbios 16:25). Esto es muy común entre los religiosos y los intelectuales. El caso de Saúl de Tarso que se convirtió en Pablo el Apóstol es un clásico ejemplo de esto. (Hechos 9:1 – 6).
La historia en nuestro versículo a memorizar de hoy apunta a la oscuridad de la ceguera física. Las personas le gritaban a Bartomeo porque no podía ver. Una persona ciega quizás esté sometida a un acoso no deseado, incluso por las personas cercanas a ella, probablemente porque sienten que esa persona es una carga para ellos, ralentizándoles. En la historia, fueron esas personas las que estaban trepando para poder ver de refilón al Hacedor de Milagros – Jesucristo, y por esta razón acosaban al ciego. Sin embargo, éste se negó a ser intimidado. La Biblia dice que cuanto más le gritaban, él les respondía gritando aún más – hasta que al final atrajeron la atención de Jesús mismo. Grítale al diablo hoy y clama a la Luz para que brille sobre ti para recibir tu vista ya sea física o espiritual.
Otra lección de esta historia es el hecho de que Jesús le preguntó al ciego que pedía limosna que era lo que quería. El Señor necesitaba escucharle abrir la boca para buscar Su ayuda. Adelante, abre tu boca y ora sobre cualquier problema que tengas hoy. El Padre de las luces hará brillar Su luz sobre esa situación en el nombre de Jesús y tú serás victorioso.
La ceguera espiritual es una forma terrible de oscuridad. En nuestra lectura Bíblica de hoy, dos de los discípulos estaban tan ciegos espiritualmente que no pudieron reconocer al Señor hasta que la luz brilló sobre ellos. Cuando la luz de Dios brilla sobre ti, la desesperación desaparece, se recobran las fuerzas y el gozo inexplicable será tuyo. Alabado sea el Señor.
LLAMADA A LA ACCIÓN: Ora como lo hizo Bartomeo el ciego, pidiéndole al Señor que envíe Su luz sobre ti para nueva inspiración en cuanto a Su voluntad para tu vida, en el nombre de Jesús.