Estudio Biblico

VASIJA PARA HONRA

PARTE 6

INTRODUCCIÓN

Hemos aprendido en nuestra última lección que no necesitamos sentirnos avergonzados de Jesucristo porque Él es el Rey de reyes y el Señor de señores. En consecuencia, debemos de declarar con valentía Su glorioso poder de salvación a todos los hombres. También, aprendimos que Él tiene un amor especial por los niños y quiere que ellos también se salven. En consecuencia, no debemos de limitar nuestros esfuerzos a los adultos solamente, sino que debemos de participar activamente en el ministerio de los niños.

En este estudio, queremos conocer cómo identificar las vasijas para honra y como Dios las trata. Que Dios despierte nuestro entendimiento a medida que estudiamos a Sus pies, en el Nombre de Jesús. Amén.

LAS VASIJAS PARA HONRA SON FÁCILES DE RECONOCER.

Las vasijas para honra son fáciles de reconocer. Son gente con el celo de la ley de Dios escrita en sus corazones y que son profundamente conscientes de su propia indignidad para ser usados por Dios. Ejemplos de hombres de Dios como Moisés, Gedeón, David, Salomón, Isaías, Jeremías, Juan el Bautista y Pablo, ilustran claramente las características comunes de todas las vasijas para honra. Saben que son simplemente vasijas y no pueden hacer nada por ellos mismos.

Tito 2:14; Heb. 8:10; Ex. 3:11; Judas 6:15; I Sam. 9:21; 18:18; I Reyes 3:7; Is. 6:5; Jer. 1:6; Mat. 3:14; Juan 3:27; II Cor. 2:15-16; 3:5; Salmos. 127:1.

DIOS DIRIGE A SUS VASIJAS CON CUIDADO PORQUE SABE QUE SON FRÁGILES.

Todo Maestro de la casa sabe que las vasijas en su mesa no serán seguramente de plástico o madera. Probablemente sean de porcelana y cristal, útiles pero frágiles. Dios sabe también que Sus vasijas para honra son frágiles, así que las dirige con cuidado. Las tiene como tesoros únicos preferidos sobre los demás. Así pues, las trata con cuidado especial, guiándolas como al rebaño. Siempre que necesitan trabajo está cerca y a mano para ofrecer asistencia.

I Cor. 1:25-27; Santiago 2:5; Salmos. 103:13-18; Ex. 19:5; Deut. 26:19; I Ped. 2:5-10; Salmos. 4:3; Salmos. 46:1-2.

LA OBRA DE DIOS SOLO PUEDE REALIZARSE POR EL ESPÍRITU DE DIOS.

Nadie puede hacer la obra de Dios exitosamente sin el Espíritu de Dios. Por Su Espíritu puede darte la habilidad de rechazar el pecado, la sabiduría para juicio y la fortaleza para enfrentarte al enemigo en cualquier momento que llama a tu puerta. Si tan sólo tuvieras fe y aprendieras como esperar en Dios, la fortaleza, el poder y la habilidad, la cual necesitas para hacer incluso lo imposible, te será dada.

Zacarías. 4:6; Mic. 3:8; Is. 28:5-6; Dan. 11:32; Heb. 11:33-34; II Cor. 12:9-10; Salmos. 8:2; Is. 40:31.