Devocional Cielos Abiertos

EL YUGO DE JESÚS

Memoriza:“a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,” Filipenses 3:10

Lee: Lucas 14:26 – 27

26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

BIBLIA EN UN AÑO: 2 Crónicas 27 – 30

MENSAJE

Se necesita una determinación inamovible para vivir la vida con Jesucristo. Aceptar a Jesús como Señor y Salvador incluye aceptarle a Él con Su yugo – en otras palabras, someterse totalmente a Su voluntad. De hecho, para llegar a ser un verdadero discípulo de Jesús, una persona debe someter su voluntad a Él totalmente. La Biblia dice en Marcos 8:34;

"Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame."

Identificarse con Jesús requiere la creencia en Sus estándares y el compromiso de vivir conforme a ellos. Esto sin embargo, también trae el conocimiento de la verdad y la verdadera libertad (Juan 8:31 – 32).

Someterse al señorío de Jesucristo, sin embargo, también traerá persecución por parte del mundo. Nuestro Señor Jesucristo nos dijo en Juan 15:18 – 19 que el mundo nos odiaría simplemente porque Él nos eligió a nosotros para que fuéramos Sus discípulos.

Muchos que se hacen llamar Cristianos nacidos de nuevo, e incluso algunos líderes en la iglesia hoy en día, quieren seguir a Jesús pero no aceptan ninguna doctrina que predica “Sufrimiento por causa de Cristo”. Uno se pregunta si ese tipo de gente están sirviendo al mismo Dios que el Apóstol Pablo, quien oró por conocer la comunión del sufrimiento de jesús (Filipenses 3:10).

Algunas personas nos llamaran insensatos cuando les predicamos el evangelio (1 Corintios 1:18). Esto sin embargo, es relativamente un precio pequeño a pagar, comparado con la experiencia del poder de Dios en nuestras vidas.

José de Arimatea y Nicodemus vinieron para reclamar el cuerpo de Jesús para enterrarle a pesar del hecho de que él había sido condenado y matado como un criminal. Esto es algo notorio porque eran personalidades importantes, pero esto no les impidió identificarse con Jesús, incluso en su muerte (Juan 19:38 – 42).

Amado, tomemos el yugo de Jesucristo sobre nuestras vidas. Tenemos que negarnos a nosotros mismos y cargar con la cruz a diario. Su yugo sin embargo es fácil y ligero (Mateo 11:29 – 30). Aquellos que no están en Cristo están bajo el grave yugo del reino de las tinieblas y podrían ser guiados finalmente a la condenación eterna.

Entrega todo a Jesucristo hoy y Él te dará descanso.

LLAMADA A LA ACCIÓN: Decide seguir a Jesús todo el camino a pesar de la hostilidad del mundo a tu alrededor.