Memoriza:« Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;» Isaías 1:16
Lee: Salmos 51:10
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
MENSAJE
Cuando éramos unos jóvenes creyentes, se nos enseñó a mantener siempre nuestra casa limpia, porque Dios quizás nos haga una visita en cualquier momento.
Después del estudio Bíblico aquel día, aunque estamos cansados de las actividades del día, nos aseguramos de barrer debajo de nuestras camas y limpiar la casa antes de acostarnos.
Muchos creyentes piensan que Dios solo mira al hombre espiritual; Él también mira el exterior.
Algunas chicas se toman su tiempo para maquillarse, y vestirse con ropa bonita y perfume, pero visitar su habitación, provoca disgusto.
Así también. algunos chicos, les gusta tener una buena presentación de si mismos cuando salen, pero sus habitaciones contrasta mucho con su guapura.
Si no puedes mantener tu habitación limpia cuando eres joven, esto quiere decir que tú probablemente serás un adulto sucio cuya casa estará llena de telarañas y olores.
Una forma de asegurar una mínima limpieza es arreglar tu sala de estar, lavar los platos sucios, y estirar de la cadena después de usar el baño, etc.
Si voy a visitar tu casa hoy y me das la bienvenida con olores, la primera visita quizás sea la última.
PUNTO CLAVE: La suciedad es un acto de pereza y Dios no lo apoya.