Memoriza:“quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” 1 Pedro 2:24
Lee: Marcos 5:25 – 34
25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
31 Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
32 Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.
33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
BIBLIA EN UN AÑO: Salmos 146 – 148
MENSAJE
Los informes han revelado que tanto los practicantes de la medicina ortodoxa como la tradicional han confesado sus limitaciones en el proceso de sanidad. Tanto los practicantes de la medicina ortodoxa como la tradicional son conocidos por decirle a los pacientes terminales que se vayan a casa y se preparen para morir, después de que sus mejores esfuerzos para salvar esas vidas fallan.
Marcos 5:25 – 28 nos cuenta la historia de una mujer que tenía la enfermedad de flujo de sangre:
"Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva."
En esta historia vemos cómo la incapacidad de los médicos hizo que esta mujer estuviera desesperada por un milagro. Cuando un ser humano no pueden ayudar a otro, es obvio que el caso podría necesitar de la intervención divina. La mujer dijo en su corazón que si tan solo pudiera tocar el manto de Jesús, ella sanaría por completo. Ella lo hizo y obtuvo su sanidad. La Biblia dice que la mujer, aunque tenía miedo, le dijo a Jesús lo que había sucedido y como había pasado. Es interesante destacar que Jesucristo, en vez de reprenderla, o quitarle la virtud que la había sanado, elogió su fe. Jesús dijo “….Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.” Marcos 5:34. Amado, se necesita un toque divino para conseguir ese tipo de milagro. Si tan solo pudiéramos tener fe en Jesucristo – el Gran Hacedor de Milagros, también nosotros seríamos buenos candidatos para recibir milagros.
Nuestro versículo a memorizar de hoy afirma, que ese tipo de fe en Cristo no está fuera de lugar. Jesús cargó con nuestros pecados en Su cuerpo y Su sangre inocente fue derramada para nuestra salvación, liberación y sanidad. Así que, depende de nosotros creer y recibir nuestros milagros.
¿Estás pasando por dificultades? Quizás los médicos te han descrito como incurable. Te aseguro que a medida que ejercitas tu fe hoy, Jehová- Rapha te restaurará en el nombre de Jesús. Amén.
PUNTO DE ORACIÓN: Padre, creo que no hay enfermedad que Tú no puedes curar, por favor sáname de toda enfermedad en mi cuerpo hoy, en el nombre de Jesús.