Devocional Cielos Abiertos

APÓSTOL PABLO

Memoriza:“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” Romanos 1:16

Lee: Hechos 9:1 – 18

Conversión de Saulo

(Hch. 22.6-16; 26.12-18)

 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,

y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.

Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;

y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.

Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie.

Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco,

donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.

11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora,

12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;

14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.

15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;

16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.

MENSAJE

El primer contacto que tenemos con el Apóstol Pablo en la Biblia no es uno placentero. En aquel entonces, él era Saúl el perseguidor. Saúl era tan conocido que cuando Estaban estaba a punto de ser apedreado hasta morir, los perpetradores dejaron las vestiduras de Esteban a los pies de Saúl. Saúl iba de pueblo en pueblo persiguiendo a los santos hasta que él conoció a Jesús de camino a Damasco, y su nombre fue cambiado por el de Pablo.

Hoy en día, no podemos hablar del Nuevo Testamento sin mencionar al Apóstol Pablo. De los veintisiete libros del Nuevo Testamento, él escribió trece. Hay muchas lecciones que podemos aprender de la vida de Pablo.

Una es que, cosecharás lo que siembres. Pablo persiguió a los santos y el cosechó en cantidad (Hechos 28:17 22).

La segunda, del tiempo en el que se convirtió, hasta que murió, nunca hubo un momento en el que él miró atrás y dejó de seguir a Cristo. Te felicito si has entregado tu vida a Cristo, pero nunca mires atrás.

La tercera, cuando Pablo cambió de bando, por ejemplo, de enemigo del evangelio a predicador del evangelio, él hizo que todo el mundo lo supiera, particularmente aquellos con los que había perseguido a los santos anteriormente.

¿Te averguenzas del evangelio? ¿Saben tus amigos que eres un hijo de Dios?

PUNTO CLAVE: Aprende de Pablo