INTRODUCCION
La semana anterior, definimos lo que es el milagro. Mostramos como las leyes espirituales pueden ser usadas por Dios para dejar a un lado las leyes físicas, produciendo así lo que llamamos un milagro. También, puesto que Dios es el Autor de los milagros y Él nunca cambia, los milagros siguen ocurriendo hoy en día. Finalmente, explicamos la diferencia entre recibir un milagro y hacer un milagro. Hoy continuaremos con nuestro estudio del don de hacer milagros. Que Dios aumente nuestro entendimiento a medida que estudiamos en el Nombre de Jesús. Amén.
¿POR QUÉ SE NOS DA EL DON DE HACER MILAGROS?
Hay muchas razones por las que, este precioso don puede ser otorgado. Mencionaremos siete de estas razones:
- Para liberar al pueblo de Dios de situaciones difíciles
- Para quitar obstáculos satánicos
- Para administrar Disciplina divina
- Para guardar a la iglesia pura y unida
- Para ganar almas
- Para glorificar a Dios y traer el temor de Dios a los incrédulos
- Para demostrar la soberanía de Dios sobre las imposibilidades del ser humano.
Podemos ver ilustraciones de esto en las vidas de Elías, Eliseo, Pablo, Gehazi, Pedro y nuestro Señor Jesucristo.
II Reyes 4:1; I Reyes 17:17-20; II Reyes 6:14, 18; Hechos 12:6-12; II Reyes 5:25-27; Hechos 5:5, 10-11; Hechos 5:12-13; 5:14; 9:40-42; Lucas 7:11-16; Juan 6:5-10; Juan 11:40.
CUALIDADES QUE HAY QUE TENER PARA RECIBIR EL DON
Tener estos dones te convierte en un enemigo de Satanás, por lo tanto, a parte de ser nacido de nuevo, totalmente santificado y bautizado en el Espíritu Santo, debes también;
- No tener miedo
- Entregarlo todo a Dios
- Estar completamente dedicado a Él.
Ejemplos ilustrativos son, entre otros, Josué, Eliseo y Pablo.
Jos. 5:13; 1:1, 24:15; II Reyes 6; II Reyes 5:9-12; II Reyes 5:5-7; I Reyes 19:19-21; II Reyes 2:2, 4, 6; Hechos 21:8-13; Filip. 3:7; Rom. 8:35-39.
COMO USAR ESTE DON
El don de hacer Milagros no es para el espectáculo. Por lo tanto, es preferible que estés solo y sin interrupciones cuando hayas de usar este don. Si es necesario, haz contacto físico con el paciente, pero no más de tres veces como mucho.
Lucas 23:8-9; 8:42; 7:14; I Reyes 17:19; II Reyes 4:32-33; Hechos 9:39-40; I Reyes 17:20-21; II Reyes 4:34-35.