A TRAVÉS DE LA VOZ INTERIOR
«El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu…»
ROMANOS 8:16
Hemos llegado ahora al quid de la cuestión. La Voz Interior. ¿Por qué es este el quid de la cuestión? Porque esto es lo que en realidad queremos decir cuando hablamos de escuchar a Dios, en su verdadero sentido. Cualquiera que dice que escucha a Dios, pero su experiencia en cuanto a escuchar a Dios, no incluye la voz interior, aún no ha entendido nada.
Esta es la forma más común en la que Dios nos habla como individuos, e implica recibir la voz de Dios a través de nuestro propio espíritu. Yo lo llamo reducir el alto voltaje de la voz de Dios para adaptarlo a nuestro propio nivel, para que no electrocutarnos, de la misma manera que la electricidad que llevan los cables eléctricos de alta tensión, reduce su tensión a través de un transformador antes de hacer llegar la electricidad a las casas.
La voz audible de Dios es como la electricidad que pasa por los cables de alta tensión. Sin embargo, cuando se procesa a través de nuestro espíritu (en vez de directamente a nuestros oídos) es como reducir su tensión para que podamos consumirla de forma segura. Con esto, la inteligencia superior de Dios, pasa a través de Su Espíritu Santo a nuestro propio espíritu, el cual entonces, adapta el mensaje a nuestro nivel de razonamiento y entendimiento. «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu…» (Romanos 8:16). Es por esto, que éste método a menudo se confunde con nuestro propio corazón cuando nos está hablando, pero cuando nos habla nuestro propio corazón, no es la voz de Dios ,sino nuestros propios pensamientos.
De todas las formas en las que Dios nos habla, ésta parece que es la que más nos crea confusión. A menudo, cuando Dios habla a través de la voz interior, tendemos a pensar que son nuestros propios pensamientos. La voz del enemigo también nos llega de una forma similar y eso ayuda a nuestra confusión. Como resultado de esta confusión, algunas personas han optado por ignorar la voz que escuchan que sale de su interior, y han estado esperando que la voz de Dios venga de una forma distinta, desde fuera, a través de sus oídos.
Esto no es bueno tampoco, ya que Dios prefiere hablarnos con la voz que sale de nuestro interior. Así que, en vez de abandonar toda voz que sale de nuestro interior, por miedo a equivocarnos, lo que debemos hacer es tratar de reconocer la voz de Dios. Aquí es donde entra en juego el «discernimiento».
Tenemos que discernir la voz de Dios para distinguirla de la del hombre y la de satanás. El Señor realmente espera de nosotros que seamos capaces de distinguir estas voces.
Así pues, en cuanto a la voz del enemigo, el Señor Jesús ha dicho: «Todos los que vinieron antes de mi, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron mis ovejas.»
Debemos de reconocer, sin embargo, la preciosa voz de nuestro Señor y Maestro, y entonces seguirle (OBEDECERLE).
… las ovejas oyen su voz… va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz…
JUAN 10:3 – 4
Para dejarlo aún más claro; Él siguió diciendo;
«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,»
JUAN 10:27
¿Reconoces la voz de Jesús? Si no la reconoces, no dejes pasar esta oportunidad.
COMO DISCERNIR LA VOZ INTERIOR DE DIOS
Ya que podemos confundirnos a la hora de escuchar la voz de Dios cuando viene a través de nuestros corazones, ¿cómo podemos confirmar que la voz que escuchamos en un determinado momento, es realmente la Suya?
El sentido común o las técnicas científicas ciertamente no puede ayudarnos a discernir la pequeña y delicada voz de Dios dentro de nosotros. Sin embargo, existe lo que yo suelo llamar, «el test de paz y gozo».
El Señor Jesús dijo: «….Mi paz os doy…(Juan 14:27). Como resultado, la paz siempre ha estado presente siempre que, y donde quiera que Dios está. En cambio, la ausencia de paz siempre ha significado ausencia (o desaprobación ) de Dios.
Podemos pues usar esta ley para distinguir la voz de Dios en nuestros corazones. Siempre que una voz nos urge a hacer algo y no sabemos de quién es la voz, debemos de tratar de averiguar si esa voz (esa instrucción) viene acompañada de una paz interior. Si es que si, entonces es muy posible que sea Dios hablándonos. La paz interior es puesta en nuestros corazones por el Espíritu Santo, a través del cual, la voz de Dios testifica a nuestros corazones (Romanos 8:16). La ausencia de este testimonio (confirmación) por el Espíritu Santo significa ausencia de paz interior.
Por ejemplo, si después de orar por la dirección de Dios en cuanto al matrimonio, es decir con quien casarnos, te viene a la mente continuamente una persona en particular, puedes usar el «test de la paz y el gozo» para saber si es Dios quien te está guiando hacia esa persona. Todo lo que tienes que hacer es escuchar en tu interior cuando esa persona te venga a la mente. ¿Ese pensamiento viene acompañado de paz y gozo? Si piensas en esa persona, ¿hay paz en tu corazón? ¿Sientes gozo al hacer los planes de boda con esa persona?
Si eres sincero contigo mismo, y tu corazón no ha sido ensombrecido con los sentimientos y las emociones, ciertamente obtendrás aprobación o desaprobación a través de este test.
Siempre que he confundido la voz interior de Dios y he querido hacer lo contrario a lo que me decía la voz, el Espíritu Santo siempre me ha salvaguardado quitando la paz y el gozo de Dios, dejando esa sensación de intranquilidad hasta que vuelvo a analizar la situación y abandono la decisión equivocada. Yo lo llamo a esto el test del Espíritu Santo. A mi me funciona. Te funcionará a ti también – siempre y cuando seas sensible al Espíritu.
LA PRÁCTICA HACE LA PERFECCIÓN
Si la práctica hace la perfección en cuanto al escuchar a Dios, entonces esto es totalmente aplicable en lo referente a la voz interior. A veces incluso funciona como un proceso de probar y equivocarse, por así decirlo. Esto es porque se ha demostrado que, con constancia y conscientes esfuerzos, acompañados de fe por supuesto, uno empieza a distinguir la delicada voz interior de Dios con relativa facilidad y precisión, hasta que casi se consigue la perfección.
Antes de llegar a eso, sin embargo, pueden cometerse algunos errores, como por ejemplo cuando uno actúa guiado por la voz equivocada, o cuando uno por error, ignora la voz de Dios. No debemos tener miedo de esos errores comunes en todo principiante, siempre y cuando se cometan con un corazón sincero que está dispuesto a aprender.
Dios realmente espera de nosotros que aprendamos a través de los errores (que a su vez tienen pocas consecuencias) que cometemos siempre al principio, como le sucedió a Samuel. Él buscó tres veces a la persona equivocada (Eli) antes de darse cuenta de que era la voz de Dios y no la de Eli (1 Samuel capitulo 3).
La historia de Samuel en realidad nos muestra la horrible posibilidad de que haya alguien que incluso es el siervo del Señor y aún así no es capaz de escucharle. Era tan cierto entre los creyentes del Antiguo Testamento como lo es ahora.
«El joven Samuel ministraba a Jehová …Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? » Y aún así él estaba ministrando (sirviendo ) al Señor en el versículo uno.,
¿Eres como Samuel ahora mismo? Entonces pídele al Señor que se revele a sí mismo a tí hoy para que tu vida cambie para mejor.