Como Escuchar a Dios

COMO ESCUCHAR A DIOS – CAPÍTULO DOS

ALGUNOS OBSTÁCULOS QUE NOS IMPIDEN ESCUCHAR A DIOS

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…

Salmos 46:10

Hay algunas coas que pueden impedirnos escuchar a Dios. Algunas de esas cosas pueden ser tan sutiles que necesitamos que el Espíritu Santo nos de la capacidad para apreciarlas. Las que se mencionan más abajo no son todas las que existen. Debes pedirle a Dios que te ayude a identificar cualquier otra cosa que esté actuando en tu contra en tu vida.

FALTA DE FE

Escuchar a Dios ciertamente tiene que ver con la fe, especialmente cuando Su voz pasa a través de nuestros corazones, en cuyo caso, es posible que suene como si fuera nuestro propio corazón hablando. A aquellos que tienen miedo de cometer errores, y por causa de esto, no pueden ejercitar una fe radical, puede que les resulte difícil empezar a escuchar a Dios. Algunas persona no quieren actuar hasta que no están absolutamente seguros. Eso puede ser bueno, pero a veces realmente necesitamos tomar riesgos. Tanto en lo físico como en lo espiritual, a veces, necesitamos tomar riesgos.

AUTOCONDENACIÓN

A veces nos condenamos a nosotros mismos en nuestros corazones, por la forma en la que pensamos, negándonos así, lo que nos pertenece por derecho. Algunos creen que aunque Dios sigue hablando a Sus hijos, él nunca hablará con ellos. Se dicen a ellos mismos que aún no son aptos para escuchar de Dios, como si recibiéramos estas cosas por mérito. Raramente como personas nosotros vamos a tener unos pensamientos sobre nosotros mismos por encima de los que Dios tiene. Eso es cierto tanto en las cosas físicas como en las espirituales. Para poder recibir debemos desear. «Mis ovejas escuchan mi voz …. y ellas me siguen» ha dicho el Señor (Juan 10:27). Por lo tanto ninguna oveja debe de auto-excluirse.

ANSIEDAD Y MENTE INQUIETA

Sorprendentemente, Dios tiene una voz muy suave; una «apacible y delicada voz» (1 Reyes 19:12). Como resultado, el menor ruido puede impedirnos escucharle. Él nos ha pedido que «estemos quietos y sepamos que Él es Dios» (Salmos 46:10). Debemos de estar en quietud (en nuestro interior) para poder escuchar esa delicada voz. Un corazón que está lleno de ansiedad y otros pensamientos no puede escuchar a Dios fácilmente. A veces quizás no sepamos que nuestros corazones están ansiosos. Sin embargo, si le pedimos al Espíritu Santo, él nos ayudará a purgar las cadenas de ansiedad y hacer que nuestro corazón tenga la quietud suficiente para poder escuchar a Dios.

ESPERAR VIENTO Y FUEGO

Este punto es similar al anterior. Muchas personas esperan que la voz de Dios suene fuerte y desafiante. Esperan un big bang, como la voz de mil truenos!. Le ocurrió a Elías también. Él también esperaba que la voz de Dios viniera como un gran viento, fuego y un terremoto (1 Reyes 19:12), pero como hemos comentado antes, vino de la manera mas inusual – una delicada voz. Hoy en día muchos también están inconscientemente esperando este big bang, y en consecuencia, sin darse cuenta, se pierden la voz de Dios.

Es cierto que Dios a veces habla en forma de trueno, pero la mayoría de las veces lo hace a través de una delicada y apacible voz como veremos más adelante. Algunos creyentes que han estado escuchando esta apacible voz no creen que es Dios quien les está hablando, y en consecuencia siguen esperando escuchar – la gran voz de Dios.

La voz de Dios a menudo suena como la voz de una persona (es decir, como los pensamientos de una persona), esto es porque la voz de Dios a menudo pasa a través de nuestros corazones.

Como veremos más adelante, es solo en unas pocas ocasiones que Dios habla directamente a nuestros oídos – sin pasar a través de nuestros corazones, y produciendo así el big bang que a menudo esperamos.