DEVOCIONAL DE LOS CIELOS ABIERTOS
Memoriza: «Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.» 1 Corintios 3:6-7
Lee: Génesis 26:12 – 14
12 Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová.
13 El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.
14 Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.
BIBLIA EN UN AÑO: Josué 17 – 19
MENSAJE
Dios puede concederte favor en el área financiera, pero es tu responsabilidad trabajártelo para llegar a la cima de la abundancia total. Tienes que ser diligente físicamente, mentalmente y espiritualmente.
Hebreos 11:6 dice que Dios recompensa a aquellos que le buscan diligentemente. La diligencia en el trabajo duro siempre es recompensada. Podemos aprender algo de los agricultores aquí. A medida que nutre las buenas semillas que han plantado, ellos también trabajan duro para deshacerse de las malas hierbas que crecen alrededor. Amado, además del trabajo duro, necesitas planear cuidadosamente y orar con intensidad. Génesis 26:12 – 13 dice;
"Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso."
Cualquiera que desee tener un encuentro personal con Dios, que resulte en bendiciones abundantes, debe de estar preparado para trabajar y orar intensamente. Pablo dijo en 1 Corintios 3:6
"Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios."
Él reconoció que aunque es posible que él haya hecho su parte, Dios tiene un papel muy importante. Amado, las personas perezosas no pueden experimentar el tipo de bendiciones que lo transforman todo. Si tú no estás preparado para trabajar duro y orar con intensidad, no estás preparado para ninguna forma de super abundancia.
Debes de implicar a Dios en tus planes, y entonces observar como Él te da productividad abundante y una cosecha que sobreabunda. (Proverbios 16:3). Como prescribe Malaquías 3:10, debes de estar seguro también de honrar a Dios con tus sustancias, tus diezmos y tus ofrendas, y el primer fruto de tu incremento. Hasta que no hagas esto, quizás no puedas disfrutar de todos los beneficios de la cosecha que tanto te ha costado ganar.
Algunos que cosechan están desaprovechando o echando a perder su cosecha por culpa de la desobediencia. Muchas personas no son productivas simplemente porque se niegan a obedecer los mandamientos de Dios, así pues, sus cosechas van a parar a saco roto.
Pon a Dios en primer lugar desde hoy, y experimentarás una abundancia sin precedentes.
LLAMADA A LA ACCIÓN: Piensa en formas en las que hayas podido ser poco eficiente en tu responsabilidad con Dios - en el diezmo, la ofrenda, tus primeros frutos y dar al pobre. Arrepiéntete y haz restitución.