Escuela Dominical

LA TEOLOGÍA DE LA JUBILACIÓN

LECCIÓN 28: ESCUELA DOMINICAL

VERSÍCULO A MEMORIZAR: “Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.Salmos 90:10

PASAJE BÍBLICO: Números 8:23 – 26

23 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo:

24 Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión.

25 Pero desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán.

26 Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás con los levitas en cuanto a su ministerio.

INTRODUCCIÓN: De acuerdo con el curso normal de la vida, las personas tienen entre setenta y ochenta años de vida de media (Salmos 90:10). Podemos por lo tanto, deducir que la vida se vive en cuatro etapas. Cada etapa tiene veinte años. De los 0 a los 20 años es la primera etapa (años de formación), de los 21 a los 40 años es la segunda etapa (años creativos), de los 41 a los 60 años es la tercera etapa (años de consolidación), y de los 61 a los 80 es la cuarta etapa (años de jubilación). El cuerpo empieza a fallar en la cuarta etapa señalando la necesidad de ir más despacio, dejar algunas actividades, es decir, la necesidad de retirarse o jubilarse. La jubilación por lo tanto, es la retirada de una posición u ocupación o de la vida laboral activa.

¿POR QUÉ Y CÓMO DEBE JUBILARSE UN CRISTIANO?

Quizás no estemos trabajando con un salario hasta el final de nuestras vidas, y quizás no trabajemos al mismo ritmo y por las mismas horas que hacíamos cuando éramos más jóvenes, pero el trabajo es parte de nuestras vidas hasta que nos vamos con el Señor. Que la jubilación es la única alternativa para muchos que tienen trabajos que les dan muy poca satisfacción, ciertamente no es una respuesta que pueda justificar el esfuerzo.

La jubilación puede ser una bendición de Dios para aquellos que hacen un duro esfuerzo físico que es difícil, sino imposible realizar a medida que se van haciendo mayores. Es un modelo divino el dar a otros la oportunidad de inyectar nuevas ideas, contribuir a su quota y mejor en el buen legado que tú estás dejando atrás. Está diseñado especialmente para ayudarte a pasar el testigo a la siguiente generación, si Dios te concede la gracia de no morir trabajando. Moisés paso el testigo a Josué (Números 27:18, 22). Elías a Eliseo (1 Reyes 19:16), Pablo a Timoteo (2 Timoteo 2:1, 4:7- 8).

Aunque no hay un principio Bíblico que diga que una persona debe retirarse del trabajo cuando llega a cierta edad, está el ejemplo de los levitas y su trabajo en el tabernáculo. En Números 4; los hombres levitas eran nombrados para el servicio en el tabernáculo desde la edad de 25 a los 50 años, cuando se retiraban de su servicio normal, podían continuar asistiendo como “hermanos” pero no podían continuar trabajando (Números 8:24 – 26).

Los Cristianos por lo tanto deben de invertir sabiamente para ahorrar para su jubilación con el objetivo de vivir bien y dejar una herencia para la generación venidera (Proverbios 21:20; 2 Corintios 12:14). Como creyente, lo mas importante que debes de guardar es tu herencia espiritual, que puede traspasarse a tus hijos, nietos y bisnietos. Los Cristianos deben de proveer para ellos mismos económicamente a través del trabajo (2 Tesalonicenses 3:10, Proverbios 6:6 -8). Cuando estén considerando cuánto ahorrar para su jubilación, es bueno orar sobre el asunto, buscar en las escrituras en cuanto al uso apropiado del dinero y también ver a un consejero financiero para ayudarte a crear oportunidad de inversion viables y confiables.

QUÉ HACER DURANTE LA JUBILACIÓN

Aunque nos jubilemos de nuestra vocación (incluso los Cristianos en el ministerio a tiempo completo), nunca debemos de jubilarnos en el servicio al Señor, aunque la forma en la que le servimos quizás cambie. Hay ejemplos de dos personas muy mayores en Lucas 2:25 – 38.

Simeón y Anna, que continuaron sirviendo al Señor fielmente. Ana era una mujer mayor y viuda que ministraban en el templo a diario con ayuno y oración. Los jubilados pueden enseñar, aconsejar, tener comunión y mentorizar a través del testimonio de Dios en sus vidas. (2 Tito 2:2 – 5). La jubilación es el momento perfecto para conectar con la familia y los amigos (Proverbios 18:24). Los jubilados pueden viajar, visitar lugares de vacaciones, hacer ejercicio físico como andar o trabajar en el jardín para mantener su cuerpo y su mente activos.

La jubilación también puede ser el momento perfecto para aprender algo nuevo, retomar un antiguo hobbie o hacer algo que es de interés (pero menos estresante). El jubilado también puede hacer voluntariado para contribuir en un área de su interés para el éxito de otros. Si ya has tenido bastante con lo de trabajar para otros, posiblemente puedes empezar tu propio negocio (en tu área o campo de experiencia) y tener a personas trabajando para ti, o también invertir con cuidado alguna cantidad de tu pensión de jubilación en un negocio u organización sin ánimo de lucro de renombrada integridad.

Por lo tanto, los años de jublilación no son para pasarlos en solitario solo por placer (1 Timoteo 5:6). Nuestra dependencia debe estar siempre en Dios. Las generaciones de descendientes pueden ser impactadas por las fieles oraciones de un familiar mayor (patriarca o matriarca). La oración es posiblemente el ministerio más fructífero para aquellos que están jubilados.

CONCLUSIÓN: La oración del salmista debe de ser nuestra oración a medida que nos hacemos mayores: "Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir" (Salmos 71:18). 

PREGUNTAS

  1. ¿Por qué es necesaria la jubilación?
  2. ¿Qué puede hacer uno durante la jubilación?

OTRA LECTURA

  • LUNES: LUCAS 12:16 – 21
  • MARTES: TITO 2:2 -5
  • MIÉRCOLES: 2 TESALONICENSES 3:10
  • JUEVES: PROVERBIOS 21:30
  • VIERNES: NÚMERO 8: 24 – 26
  • SÁBADO: NÚMERO 27:18
  • DOMINGO: 2 TIMOTEO 4:7 – 8