GUARDA TU CORAZÓN
Memoriza: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.» Proverbios 4:23
Lee: Salmos 119:10 – 12
10 Con todo mi corazón te he buscado;
No me dejes desviarme de tus mandamientos.
11 En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
12 Bendito tú, oh Jehová;
Enséñame tus estatutos.
BIBLIA EN UN AÑO: Éxodo 5 – 7
MENSAJE
Es asombroso como los creyentes se implican en toda forma de conversaciones y asociaciones descuidadamente. Si conocieras el valor de tu corazón, lo guardarías celosamente. En 2 Samuel 13 vemos un clásico caso de lo que sucede cuando una persona no guarda su corazón. Amón que era un príncipe y podía haberse casado con cualquier mujer en la tierra codiciaba a su media hermana que era virgen. Él entonces se metió en conversaciones aparentemente inofensivas con un amigo que regó la semilla del diablo que ya estaba plantada en su indefenso corazón. El deseo malvado entonces floreció y le llevó a su muerte prematura en los versículos 28 y 29 de esa mismo capítulo. El hombre que le aconsejó violar a su hermana es el mismo que anunció su muerte a David, su padre (2 Samuel 13:32). Elige a aquellos con los que te asocias sabiamente (Salmos 1:1).
Ten cuidado con a quien escuchas y se consciente de lo que dejas entrar en tu corazón. Jesús dijo en Mateo 5:8;
«Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.»
En Mateo 12:34 Jesús dijo;
«!!Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.»
En otras palabras, tu estilo de vida y tu forma de hablar son una expresión de la meditación de tu corazón.
Los creyentes que escuchan música mundana y también permiten que sus hijos la escuchen también están cortejando los problemas. El resultado quizás no sea instantáneo. Pero se acumulará y ciertamente empezará a producir frutos que no son de Dios.
El Rey David sabía el secreto del corazón limpio y él compartió esto en Salmos 119:11;
«En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.»
Meditando en las escrituras, escuchando grabaciones de buenos maestros del evangelio y guardar la compañía de otros creyentes son unas de las principales maneras a través de las cuales podemos guardar nuestro corazón. Solo puedes expresar lo que tienes en tu corazón. Así pues, si expones constantemente tu corazón a la palabra de Dios, guardarás tu corazón de toda forma de impiedad. Las palabras motivacionales no pueden curar los pensamientos pecaminosos, solo la palabra de Dios puede.
Llena tu corazón con la palabra de Dios.
Llamada a la Acción: Guarda tu corazón diligentemente con la palabra de Dios.