DA ALEGREMENTE
Memoriza: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.» 2 Corintios 9:7
Lee: 2 Corintios 9:6 – 8
6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
BIBLIA EN UN AÑO: Levítico 26 – 27
MENSAJE
Veo la reacción de algunas personas cuando es el tiempo de ofrendar y me pregunto si de verdad conocen a aquel a quien están ofrendando. Dios no está en bancarrota y Él no es un mendigo. Él no necesita tu dinero. Vemos en Hageo 2:8 que la plata y el oro le pertenecen. Si tuvieras la oportunidad de darle una ofrenda, deberías de hacerlo regocijándote. Imagina reunirte con una de las personas más ricas en el mundo en un restaurante y te pide que le ayudes a pagar la comida porque se le ha olvidado la cartera, prometiéndote devolverte el dinero. ¿le darías el dinero a regañadientes? Sabes que no te está pidiendo el dinero porque es pobre, ciertamente te devolverá el dinero y seguramente te de algo extra. De hecho, quizás ni siquiera te interese que te devuelva el dinero, quizás lo veas como un privilegio el tener la oportunidad de darle algo. ¿Por qué entonces tratas a Dios como un mendigo cuando te pide que des una ofrenda?
Nunca olvidaré una Iglesia a la que fui afuera de Nigeria. Era la primera vez que iba a esa Iglesia y todo el lugar se veía muy bonito. Todos los miembros brillaban mientras llegaban a la Iglesia. Viendo cómo todo el mundo ahí se veía tan radiante llegué a la conclusión de que «Dios verdaderamente ha prosperado a estas personas «. Entonces observé algo cuando el Pastor se levantó y dijo, «Es tiempo de ofrendar», todo el mundo salto de su silla y empezó a regocijarse. El Espíritu Santo entonces me dijo «Ese es el secreto de ellos, son dadores alegres».
Hace muchos años, estuve en una Iglesia donde pedían muchos tipos de ofrendas. Las ofrendas eran tantas que llegó un momento que refunfuñé antes de buscar en im bolsillo y escuché a Dios decir en un tono enfadado «Guárdate tu dinero». Enseguida me disculpé por refunfuñar e inmediatamente adopté una actitud de alegría. Me volví incluso más alegre cuando después Dios me permitió dar mi ofrenda. Si decides nunca más dar ofrendas o diezmas, la obra de Dios continuará igualmente. Cuando Elías fue al a viuda de Sarepta y le pidió una comida, no era Elías quien estaba necesitado, sino la viuda. En 1 Reyes 19 el ángel trajo comida y agua a Elías. Nada le impedía al ángel darle agua y comida todos los días, sin embargo, Dios envió a Elías a la viuda porque Él quería cubrir la necesidad de ella. El ganado de mil montañas pertenece a Dios. Si Él te pide que le des algo, es porque quiere bendecirte. Espero que tu actitud en cuanto a dar a Dios mejore desde ahora.
Punto Clave: Toda oportunidad de dar a Dios es una oportunidad de ser bendecido por Él, alégrate por ello.