Escuela Dominical

LECCIÓN 10: LA ORACIÓN DEL SEÑOR

LECCIÓN 10: LA ORACIÓN DEL SEÑOR

VERSÍCULO A MEMORIZAR: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.» Filipenses 4:6

PASAJE BÍBLICO: Mateo 6:9 – 13

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

INTRODUCCIÓN: Muchas personas entienden erróneamente la oración del Señor como una oración que debemos repetir palabra por palabra. Se ha memorizado por muchísimas personas a través de la historia y a menudo, recitada en grupo. Al contrario, la oración del Señor debe ser entendida como un ejemplo y como un modelo de cómo orar. No es que estamos atados a usar sólo estas palabras siempre, aún así, sin ninguna duda, nos da los «ingredientes» que deben estar en una oración.

PETICIONES RELACIONADAS CON DIOS Y SU HONRA

«Nuestro Padre que está en el celo, Alabado sea Su nombre» (Mateo 6:9): Jesús empieza Su oración ejemplar reconociendo a Dios el Padre. Dios es nuestro Padre, esto significa que Él se preocupa de nosotros. Dios reside en el Cielo, que implica que Él esta por encima de nosotros (Isaías 55:8 – 9) y Él es auel a quien nuestras oraciones deben de ser dirigidas. Alabamos Su nombre significa que declaramos que Él es santo y le alabamos por quien es Él.

Esta primera frase, por lo tanto reconoce que Dios es tanto nuestro Padre como nuestro Rey. Él nos ama, y Él es más grande que nosotros (Apocalipsis 1:6).

«Venga su reino. Hágase Su voluntad en la tierra como en el cielo» (Mateo 6:10): es un recordatorio para nosotros de que debemos de orar por el plan de Dios en nuestras vidas y el mundo, no nuestro propio plan. Debemos orar porque la voluntad de Dios se hecha, no nuestros deseos. Esto es, después de reconocer el carácter de Dios, debemos orar por Su propósito. Dios se preocupa por nosotros y es más grande que nosotros (Jeremías 29:11), debemos someter nuestra voluntad a la Suya )Mateo 26:39, 42; Hechos 21:14).

Debemos de confiar en que Sus caminos son mejores y orar por Su voluntad para que sea cumplida en la tierra (Salmos 37:4 – 5).

LAS PETICIONES EN RELACION DE LAS PREOCUPACIONES HUMANAS

«Danos el pan de cada día» (Mateo 6:11): No solo deseamos la voluntad de Dios a gran escala, sino que también en las cosas pequeñas de nuestras vidas. Miramos a Él para nuestras necesidades diarias – espirituales, prácticas, relacionales, emocionales y físicas (Mateo 6:33)

«Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores» (Mateo 6:12). Nuestra mayor necesidad es ser perdonados. Sin el perdón de Dios estamos muertos en el pecado (Efesios 2:1). Su perdón nos da vida en Cristo (Colosenses 2:13). Puesto que somos perdonados, somos llamados a perdonar (Mateo 18:28 – 35, Marcos 11:25). El perdón restaura nuestra relación con Dios y con otros. Con el perdón podemos obedecer el mandamiento de amar a Dios y amar a los demás (Mateo 23:37 – 40).

«Y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal…» (Mateo 6:13a): Esta última petición demuestra un corazón que está ansioso por complacer a Dios. Dios no nos dirigirá hacia la tentación (Santiago 1:13). Él no es el autor de la maldad.

Esta oración es un acuerdo con Dios en el que le decimos que no queremos pecar en contra de Él (Lucas 22:40). . Es una súplica por ayuda par conseguir la victoria sobre el pecado y una petición de protección de los ataques del diablo (Salmos 141:4- 9). Oramos por estar prevenidos de la maldad nos tienta y por estar preparados para ver la via de escap que Él nos da. (1 Corintios 10:13). La tentación en este versículo también puede referirse a los senderos de nuestra fe (1 Pedro 1:7, 4:12).

Podemos concluir nuestras oraciones con un recordatorio del soberano control de Dios, Su gran poder y de que nuestra vida es para Su gloria «… pues suyo es el reino, el poder y la gloria, por siempre. Amén» (Mateo 6:13b)

CONCLUSIÓN: La oración del Señor es un modelo de cómo orar que Jesús nos dio.

PREGUNTAS:

  • ¿Cómo reconocemos y honramos a Dios en oración?
  • ¿Cómo deben de pedir a Dios los creyentes de una forma aceptable?

TAREA: Memoriza la oración del Señor