Devocional Cielos Abiertos

LOS BEBÉS CRISTIANOS NECESITAN CRECER PRIMERO

Memoriza:desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,” 1 Pedro 2:2

Lee: Efesios 4:11 – 16

11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”

BIBLIA EN UN AÑO: 1 Reyes 12 – 14

MENSAJE

Hoy estaremos hablando de los jóvenes Cristianos – jóvenes en relación a su nivel de madurez en Cristo. Algunas personas vienen a Cristo y empiezan a albergar buenos deseos, que están más allá de las capacidades de su madurez espiritual, por ejemplo, empiezan a desear de inmediato la tarea de pastor, evangelista o ministro. Aunque esos deseos son buenos, son inoportunos para un recién convertido.

La primera responsabilidad de los jóvenes creyentes después de haber nacido de nuevo es desear la verdadera leche de la palabra para creer y madurar (1 Pedro 2:2).

Literalmente hablando, cuando un bebé desea comer la misma comida que un adulto, él o ella desea algo que puede ser dañino. De la misma manera, cuando un joven Cristiano desea ser un pastor o un evangelista de repente, están potenciado problemas que pueden dañar su crecimiento como individuos.

Los hijos que nacen en la familia de Dios a través de predicar el evangelio deben de tomar su tiempo para estudiar la palabra de Dios y estar bien establecidos en ella. 1 Juan 3:1 y 3 dice:

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

La muerte de la palabra de Dos es una amenaza en contra de la Iglesia de hoy en día. Hacemos mucho ruido ahí fuera predicando sin un fundamento sólido en la palabra de Dios . Yo llamo a esos sermones “Tormentas sin Lluvia”. Incluso cuando algunos creyentes ansían la palabra, ésta no se puede encontrar en muchos de nuestros púlpitos. Que el Señor eleve el ministerio de la palabra en el cuerpo de Cristo en el poderoso nombre de Jesús.

Que se nos considere dignos si la trompeta suena hoy, en el poderoso nombre de Jesús.

Punto de Oración: Padre, por favor ayúdame a continuar creciendo en Cristo, en el poderoso nombre de Jesús.