Devocional Cielos Abiertos

HAMBRE Y SED DE JUSTICIA

Memoriza:Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” Mateo 5:6

Lee: Juan 4: 31 – 34

31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.

32 El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.

33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?

34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.”

BIBLIA EN UN AÑO: Eclesiastés 7:12

MENSAJE

Siempre puedes identificar a alguien que está hambriento de justicia porque su disposición reflejará su área de interés – devoción. José fue un clásico ejemplo de alguien que tenía hambre y sed de justicia. Él amaba a Dios y tenía el temor del Señor. Incluso cuando se le presentó la inmoralidad sexual delante de él en un plato con los beneficios asociados a ello, él vehementemente lo rechazó y dijo en Génesis 39:9 “…¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?”

Daniel fue otro clásico ejemplo de alguien que tenía hambre y sed de justicia. La Biblia revela en Daniel 1:8, que, aunque no tenía ninguna obligación de vivir como un Rabbí, Daniel sin embargo no sintió ningún impulso por la auto-indulgencia, a diferencia de sus compañeros de academia que eran astrólogos. Fue por causa de su sed de justicia que él determinó no ser contaminado en una tierra extraña. Algunas personas viven unas vidas descuidadas cuando están lejos de casa. Algunos que han prometido nunca beber alcohol empiezan a beber con la excusa de que hace frío. Cuando algunos vuelen a casa de países con climas fríos, van por ahí prácticamente desnudo poniendo el clima caluroso como excusa.

El problema con este tipo de personas no es el entorno, es el hecho de que no consideran a Dios digno de su sacrificio de santidad. Ese tipo de personas se pierden las recompensas por la justicia, una de las cuales es el espíritu de excelencia. La Biblia dice “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros” (Hebreos 1:9). Esto es la excelencia en acción. Aquellos que viven justamente no viven en condenación, de acuerdo con Romanos 8:1, que dice “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”

Dios está listo para concederte todos los deseos de tu corazón si tan solo buscas primeramente Su justicia (Mateo 6:33).

Punto de Oración: Padre, por favor pon en mi corazón hambre y sed de justicia.